El baño de Tina y Leo: cuento, audiocuento y lámina para colorear

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Los mellizos Tina y Leo se lo han pasado de miedo esta tarde en el parque. De vuelta a casa, mamá ha preparado el baño como todas las tardes. Tina y Leo se bañan juntos, ¡les encanta! Agua calentita, muchos juguetes… ¡y a chapotear!

Aunque mamá siempre les diga que tengan cuidado con tanto chapoteo, a Tina y Leo les gusta mucho que el agua salpique. Hoy, además, toca lavar el pelo. Así que después de enjabonarles todo el cuerpo, mamá les ha puesto champú en la cabeza. Primero a Leo y luego a Tina. Ha comenzado a frotar, y frotar, y frotar… hasta que se les ha llenado la cabeza de espuma.

- ¡Pareces una tarta!, le ha dicho Tina a Leo. Y los dos han empezado a reír a carcajadas.
- Papá, ven, soy una tarta!!

Papá ha entrado a toda velocidad en el baño para ver las cabezas de Tina y Leo convertidas en bonitas tartas de champú. Pero sin darse cuenta ha resbalado con el agua que había caído fuera de la bañera y se ha pegado un buen culetazo.

- ¿Estás bien?, ha preguntado mamá, un poco preocupada.
- Sí, tranquilos. ¡Tina y Leo han vuelto a llenarlo todo de agua! Oye, es verdad que parecéis dos tartas… Ahora no tengo dos niños, ¡tengo dos merengues gigantes!

Y todos han vuelto a estallar en risas. Papá se ha levantado del suelo y Leo le ha dicho “Papá, no queremos que te vuelvas a caer, intentaremos tener más cuidado con el agua”. “Eso está muy bien, Leo”, ha contestado papá. “¡Es una muy buena idea para una cabeza de merengue!”

Ilustración: Ana del Arenal

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¿Qué día es hoy?

Tina y Leo aprenden a usar un calendario
Dibujo: Ana del Arenal

Leo ha sorprendido esta mañana a mamá con una pregunta: ¿Cuánto falta para la Navidad?

- Todavía bastante, ha contestado mamá
- ¿Pero cuánto es bastante?, ha preguntado Leo

Así que mamá le ha llevado a la cocina y le ha mostrado el calendario. “Mira Leo: hoy es lunes, en el calendario estamos aquí. Y tienen que pasar todos estos días antes de que llegue la Navidad”.
Leo se ha quedado un poco decepcionado y, al verlo, mamá le ha explicado que van a pasar muchas cosas divertidas antes de que llegue la Navidad y que no tiene que tener prisa porque pasen los días.

“Por ejemplo, este día es el cumpleaños de la abuela e iremos a su casa a comer todos juntos. Este otro día vais a ir de excursión con el cole a visitar una granja. Esta semana celebraremos las fiestas de la ciudad y Tina y tú podréis subir en las ferias”.

Leo se ha animado y mamá ha tenido una idea. “¡Vamos a poner un calendario en vuestra habitación! Así sabréis qué día de la semana es, si Tina y tú tenéis que ir al cole o no, y si os toca gimnasia por la tarde”.

Mamá ha llamado a Tina y los tres han colgado un calendario en el cuarto de los mellizos. Con unos rotuladores, han empezado a marcar todas las fechas importantes que les ha ido contando mamá. Leo se ha puesto muy contento… Aún falta mucho para la Navidad, ¡pero se ha dado cuenta de que enseguida llegará la fiesta de cumpleaños de su amigo Simón!




Cuentos para colorear

Dibujo para colorear de una ballena azul


A partir de hoy abrimos nueva sección para que los más pequeños de la casa se animen a colorear las ilustraciones que acompañan los cuentos del bául. Empezamos con "La gran idea de la ballena azul". Después de leerlo, podéis descargar lámina para colorear de la ballena

¡A colorear!

El cocodrilo enamorado

(También disponible como audiocuento)







Cuento de un cocodrilo que se enamora
Coco era un cocodrilo verde y vago que se pasaba los días en el lago. Cada día que pasaba se aburría más. Miraba con envidia a la tortuga que vivía en la orilla de enfrente y que se ganaba la vida transportando de un lado a otro del lago a conejos, caracoles y gusanos.  La tortuga movía rápidamente su cola y atravesaba a toda velocidad las aguas al tiempo que imitaba  el ruido de un motor.

-Bruuuummmm

-Parece que la tortuga se divierte a pesar de estar trabajando- pensaba el cocodrilo.

A él eso de trabajar no le parecía divertido. Prefería aburrirse. Aunque significara estar siempre solo, sin amigos y sin hablar ni reír con nadie.

Hasta una tarde llegó al lago una cocodrila nueva. Coco enseguida se enamoró de ella y la quiso impresionar. 

-Me pondré a trabajar, haré amigos y ella también querrá ser amiga mía.

Y empezó a transportar animales de un lado a otro del lago. Acordó con la tortuga que él lo haría los días de lluvia. Así  los animales estarían a cubierto en su enorme boca y los días de sol él descansaría. ¡Y descubrió que sí era divertido trabajar sobre todo porque se hizo un montón de amigos que le contaban historias geniales! Y además, la cocodrila nueva se acercó a él para que le  explicara cómo se podía trabajar en ese lago y para que le presentara a sus amigos.

Y acabaron por enamorarse. Y Coco el cocodrilo continuó divirtiéndose y olvidó la época en la que le gustaba aburrirse y no trabajar.

Ilustración: Ana del Arenal

No me gusta la ensalada

Tina y Leo aprenden a comer ensalada

Los mellizos Tina y Leo están sentados a la mesa y los dos están enfurruñados. La última vez que mamá puso lechuga sobre la mesa no quisieron comerla, papá y mamá se enfadaron y todo terminó en un tremendo lío.

Cuando mamá les ha dicho que como primer plato había preparado una ensalada, le han dicho muy serios: “No queremos ensalada. No nos gusta la lechuga”.

          - Esto no es lechuga. Se llama rúcula. Veréis que hojas tan bonitas.

Y ha puesto sobre la mesa los platos. Tina y Leo se han quedado muy asombrados al ver que la ensalada tenía forma de flor. Tomatitos rojos en el centro y hojas verdes como si fueran pétalos. Los mellizos estaban intrigados.

          - ¿A qué sabe la recula?, ha preguntado Leo
          - No es recula, sino rúcula, ha corregido mamá. Es un sabor diferente a la lechuga, probadlo.

Leo se ha reído. Rúcula le ha parecido un nombre muy gracioso. Así que ha metido el tenedor en su plato y ha empezado a comer, mientras Tina se resistía. “Es verde, como la lechuga. Seguro que no me gusta”, ha dicho antes de probar nada.

          - Los guisantes también son verdes y bien que te gustan, ha dicho mamá.
          - Sí, pero son bolitas. Esto son hojas, como la lechuga.
          - Tina, tú eres una chica lista, y ya has visto que no son iguales. Son diferentes, porque saben diferente. Mira Leo, está comiendo y parece que le gusta.
          - Sí está bueno, mamá, ha explicado Leo con la boca llena.

Tina ha mirado a Leo, luego a mamá… y ha decidido probar su ensalada. Vaya, desde luego no era lechuga, tenía un sabor diferente. “Es posible que haya alguna comida que no os guste”, ha explicado mamá. “Pero siempre tenéis que probar para saber qué os parece. ¿Qué pasaría si no hubieseis probado el chocolate porque es del mismo color que la comida de Atila, nuestro perro?”.

Ilustración: Ana del Arenal

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El murciélago bailarín

Cuento de un murciélago que amaba bailar
Había una vez un murciélago peludo y volador que por las noches bailaba y por el día descansaba boca abajo en su cueva. Por su cumpleaños le regalaron unos cascabeles que se colgó en sendas alas y entonces sus bailes se convirtieron en un hermoso espectáculo al que acudían todos los animales del bosque cada noche.

Pero un día el murciélago se rompió un ala y tuvo que dejar de bailar para siempre.  Se encerró en su cueva y pasó varias semanas colgado sin moverse, muy triste. Hasta que decidió que a él le seguía gustando el baile y que como no podía bailar, iba a enseñar a los animales del bosque. Porque viéndoles bailar, iba a disfrutar también un montón.

Todos querían bailar como él, así que empezó enseguida las clases de baile. El que más difícil lo tenía era el hipopótamo que con sus cortas patas y su grueso cuerpo no conseguía seguir el ritmo.  En cambio las águilas y los conejos lo hacían de maravilla.

Cuando llegó el final del otoño, la mayoría se podía decir que sabían bailar. Y en agradecimiento al esfuerzo que había hecho el murciélago enseñándoles, le prepararon una bonita sorpresa ¡el baile del murciélago bailarín! Un baile para el que se ponían todos dos alas negras y bailaban los pasos preferidos del murciélago. Y al murciélago bailarín aquello le pareció tan genial como las noches en las que podía bailar.  Y entonces decidió dedicarse a enseñar a bailar y por eso le empezaron a llamar “el murciélago maestro bailarín”.

Ilustración: Ana del Arenal

Lee cuando quieras este cuento infantil sobre un murciélago

El lobo glotón

Cuento de un lobo que comía dulces

Todos los lobos tienen fama de feroces. Pero nosotras conocemos un lobo muy simpático que estaba preocupado porque ningún animal se le acercara por miedo a ser devorado. Así que queriendo demostrar que él no era un lobo feroz, que no comía animales y que su comida preferida eran los dulces, montó una tienda a la que llamó “La despensa de caramelos del claro del bosque”.

En ella vendía  caramelos de hierbabuena, piruletas de piñones y chicles de musgo. Pero ningún animal se acercaba, porque le seguían temiendo. Entonces se puso una careta de caracol, para engañar a los animales que enseguida pensaron que era un caracol de verdad. Eso sí, un poco raro porque tenía orejas de lobo y una enorme y peluda cola. Pero como sus caramelos estaban muy ricos, los animales no dudaban en acercarse a su tienda.

-Soy un caracol del Polo Norte, un lugar donde nieva y  tenemos mucho pelo para protegernos del frío- explicaba el lobo con careta de caracol cuando veía que le miraban extrañados su cuerpo peludo.

Pero un día el conejo descubrió al lobo quitándose la careta de caracol, para poder comer más cómodamente una piruleta de piñones.

-¡Es el lobo!- contó al resto de los animales – pero no es el lobo feroz de los cuentos, este es un lobo glotón, a quien solo debemos temer ¡si tenemos un dulce en la mano porque si nos despistamos nos lo quita para comérselo él!

Y todos los animales rieron y fueron donde el lobo a decirle que no le hacía falta la careta de caracol y que si seguía cocinando esos dulces tan ricos los animales iban a seguir acercándose contentos a su tienda. 

Ilustración: Ana del Arenal
Lee cuando quieras este cuento infantil sobre un lobo

¿Qué día es hoy?


Los mellizos aprenden el uso del calendario
Dibujo: Ana del Arenal
Leo ha sorprendido esta mañana a mamá con una pregunta: ¿Cuánto falta para la Navidad?
          - Todavía bastante, ha contestado mamá
          - ¿Pero cuánto es bastante?, ha preguntado Leo
Así que mamá le ha llevado a la cocina y le ha mostrado el calendario. “Mira Leo: hoy es lunes, en el calendario estamos aquí. Y tienen que pasar todos estos días antes de que llegue la Navidad”.
Leo se ha quedado un poco decepcionado y, al verlo, mamá le ha explicado que van a pasar muchas cosas divertidas antes de que llegue la Navidad y que no tiene que tener prisa porque pasen los días.
“Por ejemplo, este día es el cumpleaños de la abuela e iremos a su casa a comer todos juntos. Este otro día vais a ir de excursión con el cole a visitar una granja. Esta semana celebraremos las fiestas de la ciudad y Tina y tú podréis subir en las ferias”.
Leo se ha animado y mamá ha tenido una idea. “¡Vamos a poner un calendario en vuestra habitación! Así sabréis qué día de la semana es, si Tina y tú tenéis que ir al cole o no, y si os toca gimnasia por la tarde”.
Mamá ha llamado a Tina y los tres han colgado un calendario en el cuarto de los mellizos. Con unos rotuladores, han empezado a marcar todas las fechas importantes que les ha ido contando mamá. Leo se ha puesto muy contento… Aún falta mucho para la Navidad, ¡pero se ha dado cuenta de que enseguida llegará la fiesta de cumpleaños de su amigo Simón!



El pato Patolón


Cuento del pato que andaba en bicicleta

Érase una vez una granja donde vivía el pato Patolón. Además de él, en la granja, vivían otros animales: unas vacas, un perrito, unos cerdos y unas gallinas. El dueño de la granja se llamaba Godofredo y tenía un hijo llamado Fredito. A Fredito le encantaba andar en bicicleta y siempre la dejaba aparcada a la entrada de la granja. En ese momento, el pato Patolón aprovechaba para subirse en la bici de Fredito y darse una vuelta por la granja. 

Y cuando pasaba por las cuadras las vacas lo miraban sorprendidas, pensando si ellas también serían capaces de aprender a andar en bici. Los cerdos se tapaban los ojos con las pezuñas por miedo a verle estrellarse y el perrito ladraba. Así pasaban los días y el pato Patolón cada día andaba un rato en bici.


Un día Fredito invitó a todos sus amigos a merendar un chocolate a la granja. Llegaron todos con sus bicicletas y las dejaron aparcadas en la puerta de la casa.

Cuando el pato Patolón vio todas las bicis, tuvo una gran idea. “Voy a proponer a mis amigos los animales que se monten en las bicis y vengan a dar una vuelta conmigo por la granja. ¡Qué divertido!" 

Y fue a buscar a las vacas, los cerdos, el perrito y las gallinas y todos se montaron en las bicicletas. Al principio les costó un poco aprender, pero cuando empezaron a moverse todo era más fácil. Así, todos empezaron a seguir a Patolón por la granja dando gritos de alegría y riéndose. 

Cuando ya lo habían pasado muy bien y estaban un poco cansados dejaron las bicis en el mismo sitio donde las habían dejado Fredito y sus amigos. Entonces todos le dieron un abrazo enorme a Patolón por haberles enseñado a andar en bici, y se fueron muy contentos a sus cuadras en la granja.

¡Hasta la siguiente travesía en bici!- se despidió Patolón


Con la colaboración de Carlos Teijeira

Ilustración: Ana del Arenal

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¡A navegar!


Cuento sobre el primer viaje en barco


Tina y Leo pensaban que iban a la playa, como siempre, cuando se han subido al coche con el traje de baño, los manguitos, el cubo y la pala. Pero papá no ha aparcado donde lo hace habitualmente. Ha pasado de largo y han llegado hasta el puerto.
          - ¿Qué hacemos aquí?, ha preguntado Tina.
          - Siempre preguntáis qué hay en la isla que se ve desde la playa.
          - Yo ya sé que una isla es un sitio que tiene mar alrededor, ha explicado Leo.
          - Bien, pues hoy vamos a coger un barco para ir hasta esa isla y pasaremos el día allí.

¡Qué contentos se han puesto Tina y Leo! Así que mamá y papá han comprado los billetes y han subido todos al barco. No era muy grande, pero tenía dos pisos. Todos han querido subir al de arriba, para ver bien el mar.

Al cabo de unos minutos, el barco se ha puesto en marcha y ha empezado a navegar rumbo a la isla. ¡Cómo se movía! De vez en cuando venía una ola. “¡Esto se parece mucho al parque de atracciones!”, ha exclamado Leo. Y todos se han reído.

Todos menos papá, que llevaba un rato bastante serio. “¿Qué ocurre?”, ha preguntado mamá, “¿estás bien?”.

Papá ha dicho que se estaba mareando un poco y ha bajado al piso de abajo. “Vamos contigo”, le ha dicho Tina. Pero papá le ha contestado que disfrutaran del viaje, que él volvería enseguida, en cuanto estuviera un poco mejor.
Mamá, Tina y Leo lo han pasado en grande. Han visto muchas gaviotas y otros barcos. Por fin han llegado a la isla, ¡allí había otra playa!

          - "¿Os ha gustado el viaje?", ha preguntado papá, que al bajar del barco ya tenía mejor cara.
          - ¡Sí! Pero tú estás malito.
          - No os preocupéis. Mucha gente se marea cuando va en barco. Ahora ya me encuentro mejor. ¡Estoy listo para construir con vosotros un castillo de arena!
Ilustración: Ana del Arenal

La nutria y el caballito de mar



Cuento sobre la amistad entre una nutria y un caballito de mar

En un enorme río de América del Norte vivía una nutria que era la número uno en natación. Pero en su última competición se había golpeado con una enorme piedra la cola, y había llegado la última en la carrera, empatando con el pequeño caballito de mar. 

-No te entristezcas nutria, yo siempre pierdo porque soy el más pequeño, y aún así me lo paso bien compitiendo- le explicó el caballito de mar.

La nutria pensó que no era justo perder por ser pequeño, además seguro que si el caballito de mar se entrenaba también podía ganar. Y eso fue lo que le propuso. Entrenar para ganar la gran carrera de primavera que se celebraba dos semanas más tarde. Al caballito de mar le pareció una idea genial. Y los días posteriores se levantaban pronto para correr con los tiburones, después de comer se iban a saltar con los delfines y por la tarde iban a la playa con los cangrejos para entrenarse andando hacia atrás. 

Llegó el gran día de la gran carrera de primavera, y el caballito de mar se situó nervioso en el punto de salida y a la de tres salió dando grandes saltos con los que avanzaba muy deprisa, y adelantó al pez payaso, al pez raya, al pez espada y a la tortuga de mar. ¡Y consiguió llegar el tercero! Después del delfín y la morena.  

Todos los animales del mar le felicitaron por su esfuerzo y por haber llegado el tercero ¡se nota que has hecho un buen entrenamiento con la nutria y que te has esforzado! Y por eso le dieron una medalla especial, quizá la que más valía, la medalla al esfuerzo y a la superación. Y el caballito de mar siguió entrando con la nutria y después de un tiempo incluso llegó primero en alguna carrera. 

Ilustración: Ana del Arenal

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Vuelta al cole


Cuento sobre la vuelta al cole de Tina y Leo

Después de los preparativos, por fin ha llegado el primer día de colegio. Hoy mamá no ha esperado a que Tina y Leo se despertaran solos. Ha entrado suavemente en la habitación y les ha dicho: “¡Arriba chicos! ¡Hoy toca volver a clase!”.

Los dos se han levantado de un salto, se han vestido con ayuda de mamá y han ido a la cocina a desayunar. “Tenéis que coger fuerzas, hoy va a ser un día emocionante”, les ha dicho mamá.

¡Y tanto! Tina y Leo estaban muy emocionados: tenían muchas ganas de volver a ver a sus amigos y de conocer a Tomás, su nuevo profesor. Así que después del desayuno, han comenzado a preparar sus mochilas: el estuche con las pinturas nuevas, el libro con las fichas y el cuaderno.

- ¿Y mi cuaderno? Máma, ¡no encuentro mi cuaderno!

Leo se ha puesto a buscar por todas partes, cada vez más preocupado. Tina y mamá le han ayudado, pero el cuaderno no aparecía… Hasta que Tina ha descubierto una pequeña esquina amarilla debajo de la cola de Atila, el perro de Tina y Leo, que también engullía su desayuno.

- Leo, ¡Atila se ha sentado sobre tu cuaderno!
- Atila, le ha regañado Leo, devuélveme mi cuaderno. ¡Los perros no van al colegio!

Leo estaba un poco enfadado, pero se le ha pasado al oír que mamá y Tina se echaban a reír por lo que acababa de decir.

“Ahora que los dos tenéis lista la mochila, vámonos”, ha dicho mamá, “no querréis llegar tarde a vuestro primer día de clase!”.

Ilustración: Ana del Arenal

El león hambriento



Cuento corto sobre un león


En un gran bosque vivía un león rodeado de caracoles, mariquitas, mariposas y otros pequeños animalillos. El león, que por naturaleza debería de devorar grandes animales como cebras o antílopes, llenaba su estómago con esos animalillos.  Como primer plato engullía 10 caracoles, de segundo 40 lombrices y de postre tres ricas ranas. Pero claro ¡siempre le parecía poco y  se quedaba con hambre!

-Eres un glotón- le decía siempre su amigo el petirrojo.

-¡Cállate o te devoro!- le respondía hambriento el león.

Al león le rugían las tripas de hambre y empezaba a preocuparse porque si seguía así iba a acabar por comer a todos los animalillos del bosque, incluidos sus amigos.

Así que un buen día decidió irse de viaje a la selva más cercana, donde habitaban animales un poco más grandes y sabrosos con el fin de invitarles a vivir en su bosque, y así poder comerlos más tarde.  Cuando llegó a la primera selva invitó a 3 búfalos, 10 cebras y 7 ñus a su bosque. Todos aceptaron la invitación. Lo que no sabían es que el león les había engañado, porque les iba a comer.

Pero lo que pasó es que el día que el león quiso comer la primera cebra, cuando estaba cerca de ella, le pareció tan grande y tan bonita que no pudo comérsela. Además vio que la cebra comía ricamente la hierba del bosque, que nunca se terminaba y que siempre volvía a crecer. Y pensó que él también podría hacerlo ¡comer hierba hasta hartarse! Así que el león hambriento empezó a devorar la hierba, y con suerte de vez en cuando le tocaba comer un caracol o una serpiente, y comía y comía hasta que su estómago se llenaba y se podía ir a jugar con sus amigos los animalillos sin peligro de comérselos. 

Ilustración: Ana del Arenal
Lee cuando quieras este cuento infantil sobre un león

¿Listos para la vuelta al cole?

Cuento sobre la vuelta al colegio de Tina y Leo

“¿Listos para la vuelta al cole?”, ha preguntado mamá a Tina y Leo mientras desayunaban.

          - ¡Sí!, han contestado los mellizos
          - ¿Seguro? ¿No os falta nada?
Tina y Leo se han mirado el uno al otro hasta que mamá les ha dicho: “¡Tenemos que comprar los libros y los cuadernos para el nuevo curso! En cuanto terminéis de desayunar, nos vamos a la librería”, ha anunciado mamá.
Una vez allí, han recorrido los diferentes pasillos. Con la ayuda de mamá, han elegido varios cuadernos: Tina uno rojo grande para dibujar y otro azul, más pequeño, para aprender a escribir. Leo los ha elegido verde y amarillo. Mamá les ha explicado que este año les enseñarán a leer y a escribir. ¡Tina y Leo son ya chicos mayores! También han cogido un gran estuche lleno de lápices de colores para cada uno. Con ellos harán bonitos dibujos en sus cuadernos nuevos.
Después, se han dirigido al mostrador para pedir los libros que van a necesitar. Mamá ha sacado la lista que le han dado en el colegio y se los han entregado.
De vuelta a casa, Tina y Leo han guardado el nuevo material en sus mochilas.

          - “Y ahora… ¿listos para la vuelta al cole?”, ha preguntado mamá
          - ¡Sí! ¡Ahora sí!
Ilustración: Ana del Arenal

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El grillo Grillín



Cuento sobre un grillo cantarín y sus amigos

En una estupenda pradera vivía un grillo que se llamaba el Grillo Grillín. Era muy grande y estaba llena de verde hierba y pequeñas flores de distintos colores. En la misma pradera vivían sus amigos los escarabajos, las hormigas, las mariquitas y las libélulas. Cuando hacía buen tiempo y salía el sol, Grillín cantaba con inmensa alegría para celebrar que tenía un día estupendo por delante. Cuando sus amigos se levantaban y oían a Grillín cantar, aguzaban el oído para ver si localizaban dónde estaba. “¡Está allí! ¡en esa dirección!", decía la hormiguita, y avisaba a todos para ir a ver al grillo. Cuando llegaban donde Grillín, este se alegraba mucho y empezaba a cantar sus mejores canciones, y todos los amigos se ponían a bailar juntos el baile del grillo.

-“cri-cri, CRI-CRI…cri-cri, CRI-CRI…”

Hubo, entonces, unos días de mal tiempo, con muchas nubes en el cielo y lluvias persistentes. Cuando los habitantes de la pradera se levantaban esos días, no oían cantar al grillo y se preguntaban. ¿Qué vamos a hacer hoy, sin bailar el baile del grillo? Como no canta, no podemos saber dónde está, ni si está bien. ¿Qué le habrá pasado a nuestro amigo Grillín?".

Pasaron muchos días malos sin saber de Grillín, hasta que un día, por fin, amaneció con sol. Las primeras que se despertaron fueron las tres hermanas mariquitas. La más pequeña de las tres se asomó a la gran pradera y escuchó un suave y lejano cántico. Muy contenta, avisó rápidamente a sus hermanas para que salieran y se pusieron a buscar a los demás. “CORRED, CORRED, vamos a buscar a Grillín, que ha salido el sol". Después de recorrer un largo camino en dirección a los cánticos se encontraron con el grillo. “¡Qué alegría veros otra vez amigos!",  exclamó Grillín, muy excitado. Entonces, se puso a cantar muy alto “cri-cri, CRI-CRI…cri-cri, CRI-CRI…” y se puso a bailar con sus amigos el baile del grillo. Y así, celebraron otra vez que estaban todos juntos disfrutando del día. 

Con la colaboración de Carlos Teijeira

Ilustración: Ana del Arenal
Lee cuando quieras este cuento infantil de un grillo

Tina y Leo en el parque de atracciones

Un día en el parque de atracciones con los niños

Tina y Leo casi no podían parar quietos en el asiento del coche… ¡iban a pasar la tarde en el parque de atracciones! En cuanto han entrado, se han puesto a correr el todas las direcciones para elegir las ferias en las que iban a subir. Papá y mamá los han juntado: “No os preocupéis que tenemos tiempo, podréis probar todas las atracciones que queráis. Pero no os separéis de nosotros, no os vayáis a perder como le pasó a Leo en el supermercado”.
          - ¡Quiero subir en el tren mágico!, ha pedido Leo
          - Está bien, ha dicho papá. Elegiréis por turnos las atracciones en las que subís.
Han empezado por el tren mágico. ¡Qué divertido! Un payaso les ha hecho reír, un fantasma les ha asustado, un oso les ha regalado un globo… ¡vaya viaje más emocionante!
De ahí se han marchado a la noria, la atracción que ha elegido Tina. Arriba y abajo, arriba y abajo, han dado una y mil vueltas. Cada vez que estaban arriba, saludaban a papá y mamá con la mano.
Después han hecho cola para el carrusel de caballitos, más tarde han saltado en las camas elásticas. ¡Qué divertido era todo! Papá y mamá les han hecho muchísimas fotos.
Así han pasado la tarde, de feria en feria, hasta que ha llegado la hora de regresar a casa. Tina y Leo no querían marcharse. “Es muy tarde, ¡casi la hora de la cena!”, les ha dicho Papá. “Mañana podemos ver todas las fotos que hemos hecho. ¡Seguro que os encanta volver a ver las ferias!”.

Ilustración: Ana del Arenal

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La gallina superhéroe

Cuento sobre un lobo y su amistad con las gallinas


En un tranquilo gallinero de una granja sureña vivían unas cuantas gallinas que pasaban el tiempo poniendo hermosos huevos y comiendo grano. En su día a día tenían pocas novedades y mucha calma. En ocasiones les visitaba el gallo, otros días el granjero y alguna vez el perro pastor les ladraba para asustarlas y divertirse un rato.

Pero una noche de verano, su vida cambió. Una de las gallinas salió a pasear y picotear el grano sobrante de la mañana. Y mientras disfrutaba del aire fresco, oyó un ruido extraño. Se giró, y vio unos enormes ojos que le observaban.

-¡Es un zorro!- gritó.

Y aterrorizada fue en busca de ayuda. Contó asustada que había visto al zorro. Y la gallina mayor del gallinero decidió salir a comprobarlo.  Y, sí, allí estaba el zorro. Enfrente de ella, y con unos dientes enormes. Se acercó lentamente hacia él y empezó a dar vueltas a su alrededor, primero despacito y luego cada vez más rápido, más rápido y superrápido. Hasta que el zorro de seguirle con la mirada cayó al suelo mareado.

Al ver que ya no había peligro las otras gallinas salieron cacareando contentas.

-Eres nuestra gallina superhéroe, nos has salvado de ser comidas por el zorro.

Y tranquilas como cualquier noche de verano, se fueron a dormir. Hasta que el perro del granjero vino con ganas de jugar y empezó a ladrarles y a intentar arrancarles alguna pluma. Y entonces todas miraron de nuevo a la gallina mayor, quien se dispuso a salvarles y de un brinco se acercó al perro y empezó a darle picotazos hasta que huyó dolorido.

Al ver que ya no había peligro las gallinas salieron cacareando contentas.

-Eres nuestra gallina superhéroe, nos has salvado de ese desagradable perro.

Y por la mañana, como agradecimiento de tanto salvamento, con una pluma de cada una de ellas le tejieron una bonita capa en la que escribieron la letra S y la letra G de ¡SuperGallina!

Ilustración: Ana del Arenal

Lee cuando quieras este cuento infantil sobre una gallina


¡A llenar el carro de la compra!

(También disponible como audiocuento).
Historia sobre un día en el supermercado con los niños

Mamá ha metido a Tina y Leo en el carrito y han entrado al supermercado para hacer la compra semanal. Los dos mellizos disfrutan de lo lindo ayudando a escoger la fruta o metiendo los paquetes de comida en el carro.

Han comprado leche, yogures, manzanas, pasta de dientes, champú… Mamá les acerca con el carro a la estantería y les dice lo que tienen que coger. Así hasta que Tina ha tenido una idea:

- Mamá, ahora ya somos mayores. ¿Podemos salir del carrito e ir andando?
- Está bien. Pero no os separéis de mí.

Todo ha ido bien al principio. Aunque no llegaban a las estanterías más altas, Tina y Leo han ayudado a mamá a coger los productos que estaban en las estanterías de abajo.

Hasta que mamá ha ayudado a Tina a coger un paquete de papel higiénico. Mientras lo guardaban junto al resto de la compra… ¡Leo ha desaparecido!

- ¡Leo! ¡Leo!, llamaban Mamá y Tina mientras le buscaban por los diferentes pasillos. Pero Leo no aparecía.

Las dos estaban cada vez más preocupadas, hasta que se ha oído un mensaje a través de los altavoces: “Un niño de rizos llamado Leo ha perdido a su mamá y la está esperando en la entrada del supermercado”.

¡Menos mal! Mamá y Tina han ido corriendo a buscarle. Allí estaba el pobre Leo, un poco asustado. ¡Qué contento se ha puesto al verlas! “Pero Leo…¿no te dije que no te separaras de mí?”, ha preguntado mamá.

- Mamá, ¿y el carro?, ha preguntado ya más tranquilo.

- El carro!, ha exclamado mamá. Nos lo hemos olvidado. Vamos a ir a buscarlo ahora mismo… ¡pero esta vez iremos de la mano!

Ilustración: Ana del Arenal

El búho con gafas

Cuento sobre un búho que se puso gafas
Dibujo: Ana del Arenal

Había un búho muy dormilón que se pasaba el día dormido y  las noches despierto escuchando cómo el resto de animales roncaban.


Una día, que no conseguía conciliar el sueño cuando el sol ya brillaba y era su hora de dormir, decidió seguir con los ojos bien abiertos para observar cómo era la vida en el bosque durante el día.

¡Cómo corrían los animales! ¡Qué bien se lo pasaban! Ahí iba el cocodrilo, y por allá el caballo, y ¡qué pequeño era el caracol!

-Eh, ¡pequeño caracol!- gritó el búho.

-Caracooool- repitió alzando la voz.

-¿Me llamas a mí?- le respondió un erizo que pasaba por allí.

-Sí, a ti caracol-le respondió el búho.

-¡Si yo soy un erizo! ¡no un caracol!-digo indignado el erizo.

-A ver acércate para que te vea bien. ¡Ay, si pinchas! Pues es verdad, eres un erizo y no un suave caracol.

-Toma, para que no te confundas más- le dijo el erizo mientras le ofrecía unas enormes gafas.

-¿Para qué sirve esto?

-Son unas gafas que se ponen en los ojos para que puedas ver bien todo lo que pasa a tu alrededor.

Y el búho se las puso. Y pudo ver que efectivamente era un erizo con quien estaba hablando, y que el caballo que había visto en realidad era un burro, y el cocodrilo una serpiente cascabel. ¡Madre mía que confusión! ¡Claro como él solo estaba despierto durante la noche no le hacían falta las gafas, había poca cosa para ver en la oscuridad!

Pero durante el día había muchos animales, colores y naturaleza que observar ¡y con esas gafas no se iba a perder nada!  Ahora solo hacía falta aprender a dormir durante la noche y estar despierto durante el día ¡eso sí que iba a ser difícil!

Lee cuando quieras este cuento infantil sobre un búho



El color del mar


Esta tarde, mientras jugaban en el parque con su amigo Malick, Tina y Leo han escuchado cómo dos señoras que pasaban por allí han comentado: “¡Qué bien! Los niños blancos y los negros jugando juntos”.

Tina y Leo no han entendido qué querían decir, y al llegar a casa se lo han preguntado a su ama.

           - ¿Por qué nos han dicho eso? Malick no es negro. Como mucho es marrón, como el chocolate. ¡Y nosotros no somos blancos!, ha dicho Tina.
           - La leche sí es blanca, ha continuado Leo. Pero mira mi brazo: no es del mismo color que la leche.
           - Tenéis razón chicos, les ha explicado ama. Lo que ocurre es que, a veces, el color no es lo más importante, no es lo que define las cosas. ¡Y mucho menos a las personas! Ahora lo entenderéis.

Ama ha encendido el ordenador y en la pantalla han aparecido las fotos de las vacaciones de verano en la playa. “Fijaos bien en el mar”, les ha pedido.

Los días de sol el mar se veía azul claro, muy claro, casi verde. Pero durante dos días, Tina y Leo no pudieron ir a la playa porque llovía. En las imágenes, el mar aparecía de un azul mucho más oscuro. “Cambia el color, pero sigue siendo el mar”.

“Como bien habéis dicho, ni vosotros sois blancos, ni Malick es negro”, ha continuado ama. “Todos sois niños de color piel. Malick tiene la piel un poco más oscura, vosotros un poco más clara. Como en el mar, el color puede cambiar. Pero el mar es siempre el mar, y vosotros sois todos niños. ¡Niños muy divertidos a los que les encanta jugar!”

Ilustración: Ana del Arenal

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La gran idea de la ballena azul

Cuento de una ballena azul que querían cazar
Dibujo: Ana del Arenal


En las aguas de algún océano vivía una ballena azul que tranquilamente nadaba. Era gigante y le gustaba jugar con los peces más pequeños. 


Últimamente estaba algo asustada, porque había muchos barcos balleneros, que iban en busca de ballenas como ella. Así que casi no salía ya a jugar y pasaba las horas pensando ideas para poder ahuyentar a los hombres que venían en esos barcos.

 -Mmmm ¿cuál es el animal al que más miedo tienen los hombres?- preguntó la ballena a sus amigos.

-A mí- le respondió orgulloso el tiburón.

-Pues me voy a disfrazar de tiburón.

Y se puso una aleta de mentiras. Y el truco funcionó porque los hombres se asustaron. 

Pero unos días más tarde se acercaron otros hombres, pescadores de tiburones. Y entonces la ballena cambió de disfraz. Esta vez de delfín. Pero unos días más tarde se acercaron otros hombres, pescadores de delfines. Y entonces la ballena cambió de disfraz, ahora de piraña. Pero unos días más tarde otros hombres pescadores de pirañas se acercaron... y la ballena azul ya estaba tan agotada de disfrazarse para huir de los hombres pescadores que pensó en una idea mejor. Puso un enorme cartel a la entrada del océano que decía "Peligro. Hay pescadores de hombres". 

Y así los hombres asustados por si alguien les pescaba ya no se acercaron, ¡y todos los peces del océano pudieron jugar tranquilamente!

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One lovely blog award

Qué ilusión nos hizo ver que Beatriz, de http://bmusikgarten.blogspot.com.es, nos había elegido para el One lovely blog award! Así que cumplimos encantadas con las exigencias del premio:

1.- Nombrar y agradecer el premio a la persona/blog que te lo concedió, además de hacerte seguidor de su blog. Desde luego, damos las gracias a Beatriz tanto por el premio como por la posibilidad de conocer otros blogs, entre ellos el suyo, que nos ha parecido de lo más original por su formato y por sus contenidos. ¡Ya hemos tomado nota de varias ideas que propone!

2.- Responder a las 11 preguntas que te hace.

1. ¿En qué te inspiras para tus posts?
http://www.elbauldeloscuentos.es/ lo hacemos tres mamás, basándonos en las historias que inventamos para nuestros hijos. Nos pareció que era una bonita idea compartir estos cuentos con otras personas y, hace aproximadamente un año, lanzamos el blog. Desde entonces, todos los lunes, hemos publicado un nuevo cuento en el baúl.

2. ¿Cuánto tiempo tardas en hacer un post de tu blog?
Es difícil calcular el tiempo… Laura y Ainhoa escriben las historias que después ilustra Ana. ¡Es un trabajo en equipo!

3. ¿Qué te aporta tu blog?
Nos ha permitido lanzarnos a la blogosfera, que es un mundo que no conocíamos ¡y que nos ha enganchado!

4. ¿Qué te gusta y no te gusta de tu blog?
Nos gusta que sea una vía para compartir esos cuentos que de otra manera no hubiesen salido de nuestras casas. Y no nos gusta que sólo podamos publicar un cuento a la semana… pero el día sólo tiene 24 horas y por ahora no llegamos a más.

5. ¿Por qué crees que hay tantos blogs de padres como los nuestros?
Porque la maternidad/paternidad es una experiencia mágica que todos queremos compartir. Antes, los padres no parábamos de hablar de las cosas que nos sucedían con nuestra familia, amigos, con los otros padres del parque… ahora, gracias a Internet, se puede ir mucho más allá. Y resulta enriquecedor.

6. ¿Qué crees que debería cambiar en la educación de los niños?
Me temo que no nos vamos a atrever a entrar ahí… Cada uno lo hace lo mejor que puede y todos tenemos nuestra particular visión de la educación.

7. ¿Cuál es tu libro favorito?
Las tres coincidimos en que somos incapaces de elegir un solo libro…

8. Y ¿tu película favorita?
Venga, vamos a intentar elegir una sola...:
Laura: Me quedo con La vida es bella.
 Ana: Una de las que más me ha hecho reír ha sido La cena de los idiotas.
 Ainhoa: La mejor no sé, la última fue ayer, Intocable. ¡Muy recomendable!

9. Dime un lugar donde nunca has estado y te gustaría ir.
Laura: Japón.
Ana: Budapest.
Ainhoa: Perú.

10. ¿A qué te gustaba jugar más cuando eras niñ@?
Laura: pasaba horas haciendo puzzles.
Ana: pintar, pintar y pintar.
Ainhoa: yo era muy de muñecas.

3.- Elegir 11 blogs a los que entregar el One lovely blog award y dejarles un comentario.
http://quiquilo.wordpress.com/
http://www.unacasaenelarbol.com/
http://www.lagallinapintadita.com/
http://yanethpoints.blogspot.com.es/

Andrés el ciempiés



Cuento sobre un ciempiés que nunca dejaba de andar


Andrés siempre estaba andando. Caminaba con sus patitas cortas y nunca, nunca se paraba. Caminaba cuando llovía, cuando el sol le calentaba la espalda o cuando soplaba el viento. Caminaba de noche, cuando las estrellas te guiñan el ojo desde el cielo, y también de mañanita cuando la luz se está desperezando recién levantada de la cama. Caminaba por la arena fresquita de la playa y por las piedras, por la hojarasca y por las aceras, incluso utilizaba las ramitas que flotan en los riachuelos como puentes colgantes.

-Adiós Andrés, ¿adónde vas tan deprisa? - le saludaban los animales que se cruzaban con él.

-Buf, buf - les respondía Andrés, sin apenas pararse y con la cabeza agachada para ver por donde pisaban sus cientos de patitas y no perder el camino.

En realidad nadie sabía qué dirección seguía Andrés, ni porqué se pasaba todo el día en movimiento. Entre nosotros, la verdad es que ni él mismo lo sabía muy bien. Sólo pensaba que escuchar el ruido de sus pasitos le hacía sentir bien. El avanzar, poquito a poquito, le parecía una maravilla aunque no tuviese claro hasta dónde quería llegar.

-¿Porqué no te paras un rato, descansas y te tomas un refresco con nosotros?-  le decían los gusanitos mientras Andrés les pasaba rápido a su lado, casi sin mirarles.

-Buf, buf, no puedo, tengo que llegar a esa esquina antes de que se haga de noche - respondía.

-¿Y después, cuando llegues allí? – le preguntaban.

-Después……siempre habrá otra esquina un poco más adelante- y sus patitas seguían moviéndose todas juntas, con un ritmo casi perfecto, como bailarinas de ballet, tip, tap, tip, tap, tip, tap.

Con la colaboración de Pedro Surja

Ilustración: Ana del Arenal
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La oveja peluda


Dibujo de una oveja con mucha lana que no quiere ser esquilada
Dibujo: Ana del Arenal

En un campo no muy lejano, donde el calor empezaba a notarse, las ovejas comían hierba fresca y palos secos. Esos días esperaban con ganas la llegada de la esquila. ¡Era como ir a la peluquería! 


Tanta lana empezaba a molestarles y deseaban quitársela para andar más ligeras por el campo. Todas menos Peluda. Era una oveja friolera y no quería que le cortaran su melena de lana.

-Mmmmm- pensaba el pastor- a Peluda si le quitamos la lana habrá que hacerle un jersey para que no pase frío.
-¿Y si le dejamos su lana?- le propuso el hijo del pastor- así no tendremos que tejerle un jersey porque ya estará abrigada. 

Y pasaron varios veranos y Peluda era la única oveja que no se esquilaba y su lana crecía y crecía. Hasta que llegó un momento en el que le pesaba tanto que no podía moverse, y ya no salía al campo, y se quedaba sola en el redil. 

El hijo del pastor se empezó a preocupar. Peluda era su oveja preferida y ya no quería jugar con él. Además, su lana cubría sus ojos y su boca, y ya no podía ni ver ni comer. Así que una noche, mientras Peluda dormía, decidió esquilarla sin que se diera cuenta. 

A la mañana siguiente, ¡qué susto! Las ovejas no veían a Peluda, pensaban que se había escapado. 

-Soy yo beeeee, balaba Peluda.
-¡Pero si no tienes lana!, le dijo extrañado el  papá carnero.
-Se me ha debido de caer por la noche, porque ya pesaba mucho, le explicó Peluda sin saber realmente lo que había pasado.

Y corriendo salió al campo a comer hierba fresca y a jugar con las otras ovejas. ¡Qué divertido era y qué bien se sentía ahora sin ser una oveja peluda! Aunque las ovejas le seguían llamando Peluda, porque a pesar de estar esquilada, el pastor siempre le dejaba lana en la cabeza ¡para que se viera guapa y abrigada!


Lee cuando quieras este cuento infantil sobre una oveja

La selva de la risa



Historias de los animales de la selva


Había una vez una hiena esbelta, con sus motitas marrones, a la que le encantaba hacer trastadas a los animales de la selva para luego reírse a carcajadas. Le ponía la zancadilla al conejo, rompía la rama en la que estaba durmiendo el búho, despertaba al oso mientras hibernaba…

Pero solo la hiena reía, porque a los animales no les hacían gracia sus travesuras.

- Soy una hiena y ya sabéis que los sonidos que emito han de ser carcajadas, y hacer trastadas me ayuda a reírme.

Es verdad, en todas las selvas, las hienas se ríen a carcajadas.

Pero no podían seguir así, debían enseñarle a reírse con otras cosas. Así que empezaron a contarle chistes, y ella se reía, le hacían muecas divertidas y no dejaba de carcajearse, le hacían cosquillas y pedía que pararan sin poder casi hablar de la risa… Y lo mejor de todo es que, además de reírse ella, con ella también se reían los demás animales.

Así que la hiena dejó de hacer trastadas y empezó a hacer cosquillas, y a hacer muecas. Y en la selva ya solo se oían carcajadas. Ni aullar, ni piar, ni rugir… ¡se había convertido en la selva de la risa donde todos los animales reían sin parar! Y ya no se distinguía si la carcajada era de la hiena, del cervatillo o de la lechuza.

Ilustración: Ana del Arenal

Tina y Leo, grandes músicos

Cómo divertirse con niños en casa un día de lluvia
Lleva toda la tarde lloviendo y Tina y Leo están muy aburridos en casa. Han hecho varios puzzles, han pintado un dibujo… pero parece que la lluvia no parará nunca. También Atila, el perro, parece aburrido y está en su cesta, sin ganas de jugar con los mellizos.

Papá se ha dado cuenta de la situación y ha tenido una idea. “¿Qué os parece si hacemos una orquesta casera?”. Tina y Leo no saben lo que es una orquesta, pero la idea ha sonado interesante.
“Una orquesta es un grupo de personas que tocan diferentes instrumentos”, ha explicado papá. “Además, nosotros vamos a fabricar nuestros propios instrumentos”.

Mamá ha traído varias cucharas. Ha vaciado la botella de zumo en dos vasos, uno para Tina y otro para Leo, y la ha dejado sobre la mesa. Luego ha cogido el bote del cacao del desayuno. “¡Creo que ya tenemos todo lo necesario!”.

Tina y Leo miraban a papá y mamá sin entender nada. Papá le ha dado a Tina la botella de zumo y una de las cucharas. “Ahora, Tina, golpea suavemente la cuchara contra la botella de cristal. Verás qué sonido tan bonito”.

¡Tiiiin! ¡Tiiiin!

“Ahora tu turno, Leo. Tú tocarás el tambor. Coge el bote de cacao, y golpéalo con estas dos cucharas”.

¡Pom, pom, popopom!

          - Muy bien, ha continuado papá. Yo tocaré mi vieja armónica y mamá cantará. ¿Con qué canción comenzamos?
          - ¡Con “cucú cantaba la rana”!, Leo ha pedido rápidamente su canción favorita.
          - Vamos allá. ¡Una, dos y tres!

“Cucú, cantaba la rana…”.

Ilustración: Ana del Arenal

Descarga el cuento de Tina y Leo para leerlo cuando quieras

Estego el dinosaurio

Cuento infantil de dinosaurios


Estego era un dinosaurio, un estegosaurio que vivía en la selva con el resto de animales. Era amigo de todos ellos y era mucho más grande.

A los animales les gustaba ir a la guarida de Estego a jugar, y se reían y divertían hasta que anochecía y cada uno regresaba a su cueva, árbol o madriguera.

Pero a veces no era tan divertido jugar con Estego, porque cuando perdía en algún juego se enfadaba y gritaba muy alto y asustaba a sus amigos los animales. Y la verdad es que empezaban a estar ya un poco hartos de que Estego se enfadara tanto.

Entonces decidieron dejarle ganar en todos los juegos. Y así se convirtió en el primero en las carreras, el primero en llegar al río, en subir a un árbol y en esconderse.

Lo que pasó es que poco a poco los animales dejaron de jugar con él, porque no era tan divertido, faltaba la emoción de saber quién iba a ganar en cada juego, ¡siempre le dejaban ganar a Estego! Y hasta el mismo Estego se aburría. ¡Ya no quería seguir ganando siempre, aunque no quería perder tampoco!

Así que tomó la decisión de ser árbitro en los juegos. Así no iba a ganar ni a perder, y podría dedicarse a poner un poco de orden en los juegos. ¡Qué buena idea!, pensaron los animales. ¡Nunca habían tenido un árbitro! ¡Y además Estego sabía silbar muy fuerte! ¡Y con lo grande que era iba a poder ver muy bien a todos los animales mientras jugaban!

Ilustración: Ana del Arenal
Lee cuando quieras este cuento infantil sobre un dinosaurio


Yo me llamo, tú te llamas, él se llama…

(También disponible como audiocuento)
Cuento para explicar cómo los padres eligen el nombre de sus hijos

Papá está leyendo el periódico y Leo, a su lado, está pintando en su cuaderno con los lápices de colores.

          - Papá, ¿tú tienes nombre?
          - ¡Claro! Como tú, como Tina, como mamá… ¡como Atila! ¿Cómo me llama mamá? ¿cómo me llama la abuela?
          - Te llaman Álvaro
          - Porque ése es mi nombre
          - ¿Y por qué yo me llamo Leo?

Papá ha explicado a Leo que los nombres se ponen por diferentes razones. “Por ejemplo, Tina y tú os llamáis así porque a mamá y a mí nos gustaban mucho esos nombres. Yo me llamo Álvaro porque mi abuelo se llamaba así. Y mamá se llama Violeta, un nombre de flor, porque las violetas son las flores preferidas de la abuela”, ha dicho papá.

          - ¿Y Atila? ¿Por qué le llamamos Atila?

En ese momento, mamá y Tina, que estaban escuchando la conversación, se han sentado con ellos. Mamá ha empezado a contar la historia de Atila, que fue un valiente guerrero que vivió hace muchos, muchos años.

Atila, como si hubiese entendido que hablaban de él, se ha acercado a escuchar atentamente la historia.

“Ya sabéis que recogimos a Atila en la perrera. Cuando su antiguo dueño tuvo que marcharse a vivir a otro sitio no pudo llevarlo con él. En la perrera nos contaron que Atila siempre se portó como un perro valiente. ¡Por eso le pusimos Atila!”, ha terminado mamá. “¿A que te gusta el nombre?”.

Y Atila ha contestado… ¡Guau!

Ilustración: Ana del Arenal

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Premio Best Blog

Cuando leímos el comentario de Marga, casi no nos podíamos creer que fuera de verdad y no una historia fantasiosa como las nuestras... Nos han seleccionado para el premio Best Blog!! Estamos encantadas (¿encuentadas?) y queremos dar un enorme GRACIAS desde aquí a http://subidaenmistacones.blogspot.com.es/

¿En qué consiste este premio? Cada blog nominado tiene que contestar a las preguntas que veis a continuacióny nominar a otros 20 blogs para el Best Blog. Éstos, a su vez, contestan al cuestionario y lo publican en un post en su blog y nominan a otros 20. Es una bonita forma, no sólo de premiar, también de conocer otros blogs...

El baúl de los cuentos lo hacemos Laura, Ana y Ainhoa. Y nos ha hecho taaaanta ilusión el Best Blog, que el cuestionario lo contestamos las tres!!

1. ¿Qué te gusta más cocinar postres o platos de cuchara?
Laura: Pasta de todo tipo, ¡adoro la pasta!
Ana: Yo prefiero platos de cuchara. O sin ser de cuchara, pero primeros o segundos platos.
Ainhoa: Postres con chocolate.

2. ¿Qué es lo más importante para ti en una persona: la personalidad o el físico?
Laura, Ana y Ainhoa: ¡La personalidad! ¿Nos os pasa que la personalidad os hace olvidaros del físico?

3. ¿Cuándo empezaste con el blog?
Laura, Ana y Ainhoa: En abril de 2012, hace casi un año.

4. ¿Quién fue la persona que te inspiró para empezar en este mundo?
Laura, Ana y Ainhoa: En nuestro caso la idea surgió en una cena de chicas, en una sobremesa animada. Se nos ocurrió compartir los cuentos que contábamos a nuestros hijos, y Ana tenía ya un blog de decoración con su hermana, así que nos pareció una buena forma de abrir el baúl de cuentos...

5. ¿Sueles seguir muchos blogs o te llegan los seguidores por otras personas que te han conocido?
Laura, Ana y Ainhoa: Las tres solíamos seguir diferentes blogs antes de lanzarnos a esta aventura. El baúl nos ha permitido conocer muchos otros blogs de temática infantil. Los seguidores empezaron por nuestro entorno más cercano (familia, amigos...) y poco a poco se han ido ampliando.

6. ¿Qué te gusta más: cocinar o que te cocinen?
Laura: ¡Que me cocinen!
Ana: Creo que en eso vamos a estar de acuerdo las tres...
Ainhoa: Sí, nos gusta inventar historias más que recetas :-)

7. ¿Comes en casa o en el trabajo?
Laura: En el trabajo.
Ana: Yo también.
Ainhoa: Yo en casa.

8. ¿Sueles hacer recetas de verdura?
Laura: De lo que más hago recetas es de pasta!! Algunas veces con verdura, sí.
Ana: Hago recetas con verdura, pero no más que con otros ingredientes.
Ainhoa: A mí me encanta la verdura, aunque me temo que la cocino siempre de forma parecida...

9. ¿Cuál es tu mejor receta?
Laura: Pasta con champiñones.
Ana: Lentejas.
Ainhoa: Brownie de chocolate.

10. ¿Qué le pides a una persona para que sea tu amiga?
Laura, Ana y Ainhoa: honestidad.

11. ¿Cuál es la mejor película que has visto?
Laura: Me quedo con La vida es bella.
Ana: Una de las que más me ha hecho reír ha sido La cena de los idiotas.
Ainhoa: La mejor no sé, la última fue ayer, Pequeña Miss Sunshine, que quería ver desde hace tiempo. ¡Muy recomendable!

Y aquí van nuestras 20 propuestas para el Best Blog…

http://www.baballa.com/
http://lafactoriaplastica.com/
http://www.escarabajosbichosymariposas.com/
http://www.eljardinrojo.com/blog/
http://www.kireei.com/
http://nobodinoz.com/blog/
http://blog.holamama.es/
http://saraillamas.blogspot.com.es/
http://www.bebestilo.com/
http://www.terrondeazucar.com/
http://www.conbotasdeagua.com/
http://www.grisberenjena.blogspot.com.es/
http://www.teaonthemoon.blogspot.com.es/
http://www.todoparamamas.com/
http://www.macarenabilbao.com/
http://mimamatieneunblog.com/
http://desesperadamama.blogspot.com.es/
http://bilbopeques.blogspot.com.es/
http://www.pequeocio.com/
http://casascosasydemas.blogspot.com.es/