El lobo glotón

Cuento de un lobo que comía dulces

Todos los lobos tienen fama de feroces. Pero nosotras conocemos un lobo muy simpático que estaba preocupado porque ningún animal se le acercara por miedo a ser devorado. Así que queriendo demostrar que él no era un lobo feroz, que no comía animales y que su comida preferida eran los dulces, montó una tienda a la que llamó “La despensa de caramelos del claro del bosque”.

En ella vendía  caramelos de hierbabuena, piruletas de piñones y chicles de musgo. Pero ningún animal se acercaba, porque le seguían temiendo. Entonces se puso una careta de caracol, para engañar a los animales que enseguida pensaron que era un caracol de verdad. Eso sí, un poco raro porque tenía orejas de lobo y una enorme y peluda cola. Pero como sus caramelos estaban muy ricos, los animales no dudaban en acercarse a su tienda.

-Soy un caracol del Polo Norte, un lugar donde nieva y  tenemos mucho pelo para protegernos del frío- explicaba el lobo con careta de caracol cuando veía que le miraban extrañados su cuerpo peludo.

Pero un día el conejo descubrió al lobo quitándose la careta de caracol, para poder comer más cómodamente una piruleta de piñones.

-¡Es el lobo!- contó al resto de los animales – pero no es el lobo feroz de los cuentos, este es un lobo glotón, a quien solo debemos temer ¡si tenemos un dulce en la mano porque si nos despistamos nos lo quita para comérselo él!

Y todos los animales rieron y fueron donde el lobo a decirle que no le hacía falta la careta de caracol y que si seguía cocinando esos dulces tan ricos los animales iban a seguir acercándose contentos a su tienda. 

Ilustración: Ana del Arenal
Lee cuando quieras este cuento infantil sobre un lobo

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