Audiocuento: ¡A llenar el carro de la compra!

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Mamá ha metido a Tina y Leo en el carrito y han entrado al supermercado para hacer la compra semanal. Los dos mellizos disfrutan de lo lindo ayudando a escoger la fruta o metiendo los paquetes de comida en el carro.

Han comprado leche, yogures, manzanas, pasta de dientes, champú… Mamá les acerca con el carro a la estantería y les dice lo que tienen que coger. Así hasta que Tina ha tenido una idea:

- Mamá, ahora ya somos mayores. ¿Podemos salir del carrito e ir andando?
- Está bien. Pero no os separéis de mí.

Todo ha ido bien al principio. Aunque no llegaban a las estanterías más altas, Tina y Leo han ayudado a mamá a coger los productos que estaban en las estanterías de abajo.

Hasta que mamá ha ayudado a Tina a coger un paquete de papel higiénico. Mientras lo guardaban junto al resto de la compra… ¡Leo ha desaparecido!

- ¡Leo! ¡Leo!, llamaban Mamá y Tina mientras le buscaban por los diferentes pasillos. Pero Leo no aparecía.

Las dos estaban cada vez más preocupadas, hasta que se ha oído un mensaje a través de los altavoces:“Un niño de rizos llamado Leo ha perdido a su mamá y la está esperando en la entrada del supermercado”.

¡Menos mal! Mamá y Tina han ido corriendo a buscarle. Allí estaba el pobre Leo, un poco asustado. ¡Qué contento se ha puesto al verlas! “Pero Leo…¿no te dije que no te separaras de mí?”, ha preguntado mamá.

- Mamá, ¿y el carro?, ha preguntado ya más tranquilo.

- El carro!, ha exclamado mamá. Nos lo hemos olvidado. Vamos a ir a buscarlo ahora mismo… ¡pero esta vez iremos de la mano!

Ilustración: Ana del Arenal

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Audiocuento: El cocodrilo enamorado

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Coco era un cocodrilo verde y vago que se pasaba los días en el lago. Cada día que pasaba se aburría más. Miraba con envidia a la tortuga que vivía en la orilla de enfrente y que se ganaba la vida transportando de un lado a otro del lago a conejos, caracoles y gusanos. La tortuga movía rápidamente su cola y atravesaba a toda velocidad las aguas al tiempo que imitaba el ruido de un motor.
-Bruuuummmm
-Parece que la tortuga se divierte a pesar de estar trabajando- pensaba el cocodrilo.
A él eso de trabajar no le parecía divertido. Prefería aburrirse. Aunque significara estar siempre solo, sin amigos y sin hablar ni reír con nadie.
Hasta que una tarde llegó al lago una cocodrila nueva. Coco enseguida se enamoró de ella y la quiso impresionar. 
-Me pondré a trabajar, haré amigos y ella también querrá ser amiga mía.
Y empezó a transportar animales de un lado a otro del lago. Acordó con la tortuga que él lo haría los días de lluvia. Así los animales estarían a cubierto en su enorme boca y los días de sol él descansaría. ¡Y descubrió que sí era divertido trabajar sobre todo porque se hizo un montón de amigos que le contaban historias geniales! Y además, la cocodrila nueva se acercó a él para que le explicara cómo se podía trabajar en ese lago y para que le presentara a sus amigos.

Y acabaron por enamorarse. Y Coco el cocodrilo continuó divirtiéndose y olvidó la época en la que le gustaba aburrirse y no trabajar.

Ilustración: Ana del Arenal